Para los británicos, este pequeño osezno es mucho más que un oso: es un tesoro nacional que hay que mimar y cuidar con cariño. Y eso lo tienen muy claro los hablantes de la lengua de Shakespeare. Paul King, se puso al frente de esta producción que mezcla imagen real y animada para explicar la historia del oso Paddington, aunque eso le costara el no poder dormir a pata suelta durante tres años.
Hay que decir que Paddington no es un oso cualquiera, es un osito que viaja a Londres para encontrar a un explorador por encargo de su tía Lucy, después que la sobreexplotación destrozara su hábitat natural en la selva peruana. Perdido y solo, acaba sentado sobre su maleta vacía de mermelada –lo peor que le puede pasar a un oso es quedarse sin confitura- en una estación londinense, que en realidad no es cómo se había imaginado…hasta que conoce a los Brown, una familia inglesa que lo acoge en su casa hasta que encuentre lo que busca.
Imagino la presión de King al hacer y construir la producción en la que tardó cinco años. Le podía salir muy bien, o por el contrario, muy mal. Por suerte para él, la película ha embelesado a su país de origen y a estas alturas, después de su estreno el 28 de noviembre todavía sigue encabezando la lista de más taquillera en Reino Unido. Hacer una película con un personaje tan querido a menudo tiene sus riesgos. En este caso, está basado en el libro de Michael Bond de 1958 titulado Un oso llamado Paddington (traducido a 30 idiomas y con más de 70 libros) además de una serie producida en 1975 con 56 episodios a la espalda. Pese a que la película se ha hecho esperar, ha sido todo un bombazo. Y creo que en este caso, se lo merece bien. Me explico: no es la típica película para niños. Sí, es cierto, sale un oso, pero por ello no hay que tipificarla como tal. De hecho, si en la sala se escuchaban más risas de padres que de críos, algo querrá decir. Los gags están separados, hay gags para niños y gags para adultos, ambos coexistiendo y sorprendentemente, funcionando para contentar a dos tipos de público, que al fin y al cabo, no son tan diferentes.
Paddington y Mr.Brown
En realidad, el oso Paddington de Michael Bond se basa en un solitario oso de peluche que el escritor vio en una estantería de Londres cerca de la estación ya nombrada en la Nochebuena de 1956, que posteriormente compró como regalo para su esposa y que le inspiró para escribir todas sus historias. Especialmente con la imagen de los trenes y los niños evacuados con etiquetas en el cuello. Para el guión –la base de un buen film- contaron con la colaboración de la polifacética Emma Thompson para el repaso final y el visto bueno de cortesía. Como curiosidad, el oso de Bond forma parte de la especie Tremarctos ornatus, o en otras palabras, oso de anteojos (o de antifaz), la única especie de oso que vive en Sudamérica, una especie en peligro de extinción gracias –como no- a la actividad humana. Sí, tenemos la capacidad de extinguir lo que nos rodea.
Paddington tiene un problema con las instalaciones urinarias
Creo que la atracción de Paddington es su dulzura, su ritmo y sobretodo el cariño con la que está hecha. Lo que demuestra que no hace falta hacer una película de ‘adultos’ para que ésta sea buena, sino que una para un público estándar puede divertir a dos y hasta a tres generaciones sin caer en la infantilización ni en la violencia, dos extremos que se deberían suprimir tajantemente en la realización de largometrajes. El film tiene un buen ritmo, ágil, entrelazado y unas interpretaciones magníficas, además de buen reparto. Así cabe destacar a actores como Peter Capaldi, por ejemplo, que cada vez me gustan más sus trabajos. Sí, a él le conocéis por ser el magnífico y nuevo Doctor Who –no tengo palabras para describir lo buena que es esa serie-, pero esta vez le ha tocado interpretar a Mr.Curry, una especie de Mr.Bean toca narices para desgracia de los demás vecinos de la urbanización. También destaca Hugh Boneville –muchos le conoceréis por interpretar a Donald Jeffries en Monuments Men (2014)- es Mr.Brown, el patriarca de la familia, un evaluador de riesgos al que nadie hace caso. Y si Mr.Brown es el patriarca, la matriarca es Mrs. Brown, con una dulce y amorosa –no tengo adjetivo alguno para describirla mejor- Sally Hawkins (Blue Jasmine (2013), Godzilla (2014). Para colofón también han contado con las actuaciones de Nicole Kidman haciendo de mala malísima taxidermista que quiere disecar al pobre Paddington. Cabe decir que algunos de sus escenas malabares con cuchillo las tuvieron que cortar puesto que las encontraron demasiado agresivas para lo que es la película. Por último, pero no menos importante, la polifacética Julie Walters haciendo de abuela, excéntrico papel para el que se inspiró en el carácter de su maquillador,
Decía el actor Hugh Boneville que ‘Paddington es una parte del ADN del Reino Unido. (…) Estaba muy nervioso cuándo me cogieron porqué pensé que es un personaje tan vívido para tanta gente…pero cuándo empecé a leer cada página me di cuenta que estaba riendo a carcajadas y me acordé de toda la encantadora inocencia y calidez que Michael Bond puso en cada página’. ¡Y ya lo creo que lo es! En noviembre, cuándo volví a Londres me encontré estatuas de Paddington por toda la ciudad, con cola de gente en la mayoría de ellas para poder sacarse una foto con el adorable osezno. Esta campaña promocional -Visit London tuvo mucho que ver- en la que cada estatua estaba diseñada por actores famosos como Emma Watson (Harry Potter), Benedict Cumberbatch (Sherlock), Peter Capaldi (The Musketeers) o Michael Sheen (Masters of Sex).
Paddington y Mrs. Brown en busca del explorador perdido
En principio fue a Colin Firth a quién se le ofreció poner la voz de Paddington –no me viene a la cabeza un actor más británico que él a parte de Cumberbatch, lo cual sería un poco perturbador teniendo en cuenta la gravedad de la voz- pero lo sacaron del papel porqué no encajaba. ¡Y no me extraña! Su sustituto fue Ben Whishaw que tiene una voz más hecha, demasiado aguda ni demasiado grave. Cabe destacar también la poca o nula superposición de efectos especiales en la película. Una de las más emblemáticas es la escena de la inundación del cuarto de baño de los Brown, en la que el único efecto especial era el propio oso. El agua, por lo tanto, era completamente real, así que imagino que Boneville lo pasó un poco mal al venirle tal cantidad de agua encima.
Paddington es en definitiva, una película que hay que ver, no sólo por todo lo dicho anteriormente, sino porqué es fresca, brillante, con un encanto que es a la vez inteligente en toda su sencillez. Cálida y dulce cómo una taza de chocolate caliente. Porqué al fin y al cabo, todo el mundo debería tener un oso en casa.
4/5
Premios
BAFTA: dos nominaciones incluyendo Mejor film británico
Fuentes: Osopedia, IMDB, Filmaffinity
Imágenes: Deanimalia.com,
Web oficial: http://www.paddington.com/gb/the-movie/
La veré seguro :)
ResponderEliminarTe sigo guapa.
Un beso
Hola Jenny! Cuándo la veas, ya me dirás si te gusta.
EliminarUn besote!